Las madres tienen muchas dudas sobre el consumo de omega 3 en niños, acá aclararemos algunas de ellas. Pero antes, es importante recordar que los ácidos grasos esenciales son fundamentales en la alimentación, ya que es requerido por el metabolismo del ser humano y no pueden ser sintetizados. Son ácidos grasos de cadena larga y poseen una alternancia de dobles y simples enlaces en su molécula.
Los derivados más importantes de la serie n-3, son:
- ácido eicosapentaenoico (EPA, 20:5n-3)
- ácido docosapentaenoico (DPA,22:5n-3)
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ácido docosahexaenoico (DHA, 22:6n-3)
Los ácidos grasos omega 3 tienen diferentes actividades fisiológicas en nuestro organismo, dentro de los cuales encontramos:
- Actividad anticonvulsivante y antiarrítmica, en el corazón y en el cerebro.
- Regulación de la inmunidad.
- Tienen una acción antiinflamatoria. Así, se han propuesto numerosos tratamientos con estos ácidos grasos en la piel atópica por ejemplo.
- Influyen en la transcripción genética, y por lo tanto, en el crecimiento infantil.
- Intervienen en la densidad de la membrana celular. Así, influye en la fluidez de las células endoteliales, favoreciendo el fluido sanguíneo, y en la actividad cognitiva. De hecho, se cree que los ácidos grasos esenciales han participado en la evolución del cerebro del homo sapiens moderno.
- Afecta a la agudeza visual, y además, protege el desarrollo mitocondrial en la apoptosis de retina.
- Participa en la neurotransmisión cerebral.
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Su déficit podría provocar alteraciones en el comportamiento infantil.
En el caso del DHA el consumo de este se transmite desde la madre al hijo en forma activa a través de la placenta. Este ácido graso es clave en el desarrollo del cerebro principalmente hasta los dos primeros años de vida que es cuando más crece, generando un impacto en el resto de la vida.
En la nutrición de estos primeros 1000 días, como se ha llamado, si este ácido graso se aporta en cantidades suficientes, se ha evidenciado que en el largo plazo, los niños presentan un mejor rendimiento escolar, tienen una mayor capacidad de sociabilización con otros niños, tienen mejor capacidad de aprendizaje en lectura y en lenguaje, y son niños menos agresivos.
Hay estudios que muestran que niños más grandes, con bajo rendimiento escolar, han sido suplementados durante 6 meses con DHA y han visto aumentos significativos en su capacidad de aprendizaje y concentración, por lo que se relaciona fuertemente en el rendimiento escolar.
Otro impacto positivo del Omega 3 DHA en el cerebro, es que mejora las capacidades de concentración, memoria y fluidez verbal.
Además el DHA influye en el desarrollo de las células presentes en la retina, por lo que tiene un papel muy importante en el desarrollo de la agudeza visual , aunque no se ha demostrado en enfermedades relacionadas con la refracción. Una dieta rica en Omega 3 DHA parece afectar de forma positiva a la agudeza visual, influyendo fundamentalmente en la velocidad de desarrollo.
¿Cómo se obtiene el DHA a través de la alimentación?
Para garantizar el consumo de DHA a través de le alimentación, se debiera consumir pescado grasos, al menos dos veces, como mínimo, a la semana.
Los pescados grasos que aportan Omega 3 EPA/DHA son el atún, jurel, salmón, anchoveta y sardina. El problema está en consumimos menos cantidades de las recomendadas, este bajo consumo se debe a diversos factores: disponibilidad, precio, el pescado tiene menor saciedad respecto a las otras carnes, la falta del hábito culinario en la preparación y además está el creciente temor de la contaminación del mar y los problemas de sustentabilidad.
Es necesario destacar que los ácidos grasos omega 3 y omega 6, ambos esenciales, no pueden convertirse el uno en el otro en el organismo. Tienen un efecto potenciador y combinado en algunas funciones, como en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Pero en otros casos, su acción es antagonista, como en enfermedades inflamatorias e inmunitarias.
La dieta ha de ser equilibrada en los dos tipos de poliinsaturados. Se han mostrado distintas relaciones idóneas de w3/w6 para diferentes patologías, no estando muy bien definida la proporción perfecta. Parece ser que la adecuada oscila entre 4/1 a 2/1, relación bastante alejada de la dieta actual de países de occidente, con cantidades muy ricas en omega 6.
Por lo tanto, en este escenario, de bajo consumo de fuentes directas de DHA, lo recomendable es suplementar.
Lo importante y recomendable es que esta suplementación sea constante y permanente porque el DHA no se acumula en el organismo y si se suspende su consumo, los beneficios empiezan a desaparecer. ¿Por qué? Porque la dieta, como decíamos antes al no haber consumo de fuente marina, prácticamente no aporta DHA.
¿Cómo elegir un suplemento seguro y que entregue beneficios?
Las recomendaciones son siempre evaluar muy bien en la etiqueta:
- Buscar el aporte de EPA y/o DHA por cápsula.
- Buscar los certificados de Pureza. Organismos independientes que acreditan que el producto es de máxima pureza, libre de metales pesados y contaminantes y que entrega las concentraciones de EPA y DHA que señala.
- Buscar certificación de fuente de origen, ya que no es lo mismo un aceite desarrollado con múltiples fuentes de peces v/s las fuente garantizada de pescados grasos. Esta certificación también acredita la pureza y pesca sustentable.
Ahora que ya conoces los grandes beneficios que tiene el consumo habitual de omega 3 o su suplementación, te invitamos a revisar nuestros productos disponibles en nuestro catálogo.
REF: Valenzuela B, Rodrigo, Tapia O, Gladys, González E, Marcela, & Valenzuela B, Alfonso. (2011). ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3 (EPA Y DHA) Y SU APLICACIÓN EN DIVERSAS SITUACIONES CLÍNICAS. Revista chilena de nutrición, 38(3), 356-367.
Revisión Contribución de los Ácidos Grasos Omega-3 para la Memoria y la Función Cognitiva Dan L. Waitzberg1,2, Priscila Garla2 1 Departamento de Gastroenterologia, 2014.