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Autor: Danahe Barrientos

Publicado: 2022-02-11

A medida que pasan los años va tomando importancia la manera de cuidar nuestro rostro. Debemos poner atención desde cómo realizamos la limpieza hasta qué tipo de productos usar con el fin de mantener la salud y estética. Una de las interrogantes más frecuentes es si debemos lavarnos la cara con agua tibia o fría. Si aún no conoces la respuesta quédate para averiguarlo. 


La piel es un órgano que recubre superficialmente la casi totalidad del cuerpo humano y que para un individuo adulto se estima que posee una superficie de  2 m2, con un peso total de entre 3 y 5 kilos.

 

Mantenerla en perfecto estado y facilitar que cumpla correctamente con sus funciones fisiológicas ha sido y debe continuar siendo una de las preocupaciones básicas de todos aquellos que desde una óptica profesional sanitaria intentan diseñar, formular o aconsejar productos para su cuidado.


Puede definirse como una barrera activa que separa el interior del organismo del medio ambiente. Con el calificativo «activa» se pretende explicitar que la piel no actúa como un simple envoltorio mecánico del cuerpo que ejerce de amortiguador frente a agresiones mecánicas, sino que además impide la penetración de radiaciones y sustancias nocivas o evita la pérdida de calor, de agua o de líquidos valiosos. 

 

La estructura cutánea está sometida a un proceso de renovación constante.

 

Una piel sana es una estructura compleja que realiza, además de una serie de funciones vitales básicas como son la respiración y la regeneración y una serie de funciones secretoras: secreta sudor, ejerciendo un efecto termorregulador, eliminación de toxinas y ayuda a formar el manto protector de la piel, y lípidos, los cuales se emulsionan con el sudor para formar el manto hidrolipídico dérmico, dan elasticidad al estrato córneo, incrementan las propiedades de barrera frente a la penetración de sustancias nocivas y ayudan a mantener la hidratación.


Por su función y su ubicación en el cuerpo, la piel recibe sobre su superficie una gran cantidad de partículas procedentes del medio ambiente, las cuales, al combinarse con las células córneas muertas y las secreciones corporales, además de tapar los poros, constituyen un substrato idóneo para facilitar el desarrollo de una gran cantidad y variedad de microorganismos.

 

Todo ello hace que una higiene cutánea deficiente no sólo repercute en una obstaculización de las funciones cutáneas básicas, sino que puede originar incluso fenómenos patológicos de diversas índoles.



Claves para tener una piel sana:

 

Una de las claves para lucir una piel bonita es la correcta limpieza de la misma. Una buena limpieza facial consigue, mediante procedimientos no agresivos, mejorar el aspecto del cutis. Y no se trata únicamente de su apariencia, puesto que cualquier tratamiento farmacológico o cosmético ulterior solamente es 100% eficaz si la piel está completamente libre de impurezas.


Para realizar una correcta limpieza de la piel es fundamental eliminar tanto los residuos propios de la piel (células muertas, grasa o sudor) como los externos (polvo, polución ambiental, restos de maquillaje). Se trata de una operación que se debería efectuar a diario, independientemente del uso o no de maquillaje.

 

Entonces, ¿agua fría o tibia?

 

Los organismos expertos en cuidado de la piel, como la Academia Americana de Dermatología, recomienda preferir el agua tibia a no más de 35°C, ya que ayuda a remover mejor la suciedad. Al mismo consenso llegaron los expertos de la Academia Española de Dermatología y Venereología, en donde indican que una limpieza con agua sobre los 35°C puede ser perjudicial para nuestra piel. 


Además, otras de las razones por la cual utilizar agua tibia es que los productos limpiadores se suelen diseñar para su uso con agua tibia, por lo que, usándolos a esta temperatura, nos aseguramos de estar obteniendo lo mejor del producto. 


Por otro lado, una excepción a esta regla serían las personas con piel seca o sensible, que pueden beneficiarse más de un lavado con agua fresca (aunque no helada).

 

El lavado con agua caliente, por su parte, está contraindicado en todos los casos, ya que deshidrata y perjudica a la piel.


Ahora que ya conoces los beneficios de preferir el agua tibia para limpiar tu rostro, qué estás esperando para ponerlo en práctica, recuerda que esto contribuirá a mejorar la salud y estética de tu piel. 



Referencias Bibliográficas:

- American Academy of Dermatology. Face washing 101. Disponible en: https://www.aad.org/public/everyday-care/skin-care-basics/care/face-washing-101

- Berardesca E, Vignoli GP, Distante F, Brizzi P, Rabbiosi G. Effects of water temperature on surfactant‐induced skin irritation. Contact Dermatitis.1995;32:83-87.

- Lazar AP, Lazar P. Dry skin, water, and lubrication. Dermatol Clin. 1991;9(1):45-51.

- Lu G, Moore DJ. Study of surfactant-skin interactions by skin impedance measurements. Int J Cosmet Sci. 2012;34(1):74-80

- Entrevista a Elena de las Heras, dermatóloga del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

- Limpieza facial farmacia Profesional -Vol. 29, Núm. 2, Marzo-Abril 2015.

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