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La inflamación es una respuesta natural de nuestro cuerpo. Y hasta cierto punto es positiva. Pero cuando se vuelve constante, se convierte en una molestia y empieza a generarnos problemas. Sabías que hay suplementos que te pueden ayuda a regularla y combatirla?
Cuando nuestro sistema inmunológico detecta células dañadas, infecciones o algún agente extraño responde aumentando la circulación sanguínea en esa zona. Y también envía leucocitos (células encargadas de defender), proteínas y otros fluidos corporales. Todo esto genera la inflamación.
Cuando esta inflamación responde a un estímulo puntual y dura unos pocos días, se llama inflamación aguda y no debe preocuparnos. Al contrario, es un síntoma de que nuestro cuerpo se está reparando. Pero cuando se transforma en algo permanente pasa a ser una inflamación crónica, y es la que debemos evitar.
Cuando el proceso de respuesta se hace permanente, esta inflamación empieza a hacer daño. Se bloquean los flujos normales del cuerpo y nos encontramos con edemas, alerguas, migrañas, asma, cirrosis, alzheimer, etc.
¿Cómo podemos disminuir la inflamación crónica?
Una de las formas más simples de reducir los procesos inflamatorios es limitando la exposición a factores que los generan. Evitar en lo posible el cigarro, el alcohol, los alimentos procesados, el exceso de grasa corporal, la exposición a químicos, el estrés, etc.
Y para prevenirla llevar una vida sana con alimentación balanceada, suficiente hidratación y actividad física constante.
Pero también hay suplementos nutricionales que ayudan a mantener controlada la hidratación.
- Omega 3 son ácidos esenciales que el cuerpo no puede producir y que tienen propiedades antiinflamatorias.
- Vitamina C es una vitamina hidrosoluble, o sea, necesitamos consumirla a diario porque no podemos almacenarla. Tiene propiedades antioxidantes que protegen a las células del daño causado por los radicales libres y también tiene propiedades antiinflamatorias.
- Vitamina D aunque es una vitamina liposoluble que sí podemos tener como reserva en nuestro tejido adiposo, es muy común su déficit. La obtenemos de algunos alimentos como los lácteos y de la exposición a la luz solar. Por eso se recomiendan suplementos en el invierno y a personas que viven en climas con menos sol. Una de sus propiedades es que es antiinflamatoria.
- Zinc es un mineral esencial y además de ayudar a la función inmunológica, tiene propiedades antiinflamatorias.
- Probióticos son microorganismos vivos que tienen diferentes beneficios para la salud. Influyen directamente en el equilibrio de las bacterias que viven en nuestro intestino. Al mejorar nuestra salud digestiva, se
fortalece la inmunidad y se reducen las reacciones inflamatorias en esta zona que pueden causar enfermedades tan molestas como el conocido colon irritable.
- Magnesio participa en la regulación del sistema nervioso y ayuda a combatir el estrés. Como el estrés es uno de los causantes de la inflamación, reducir sus niveles nos ayuda a prevenirla.
Recuerda que hay inflamaciones que son beneficiosas. Por ejemplo, cuando tenemos una herida se inflama el tejido alrededor para combatir infecciones y cicatrizar los tejidos. O al hacer ejercicio nuestros músculos sufren pequeños daños con la exigencia, y al ser reparados son los responsables de las adaptaciones que generan las mejoras que buscamos.
Por eso no se trata de tomar medicamentos para la inflamación y limitar los procesos naturales y necesarios de nuestro cuerpo. Lo que debemos buscar es llevar un estilo de vida que no provoque inflamación crónica. En este caso se cumple lo de “el mejor ataque es una buena defensa”.
Defiende tu cuerpo de la inflamación crónica llevando una vida activa, con buenos hábitos de sueño, bajos niveles de estrés y buena alimentación e hidratación. Y además, puedes agregar suplementos nutricionales que te ayuden a mantener los procesos inflamatorios controlados y así cuidar mejor tu salud general.
Escrito por: Pepa Canales, trail runner y periodista
